Existen muchas mochilas portabebés en el mercado, asegúrate de elegir mochilas ergonómicas.
Si comenzaste a buscar mochilas para portear a tu bebé te habrás dado cuenta en la cantidad de modelos y marcas que existen en el mercado. No todas sirven para todas las edades, ni todas son ergonómicas.
Te explicamos en qué cosas debes fijarte a la hora de elegir una buena mochila ergonómica o portabebés.
Mochilas ergonómicas
Lo primero y más importante es asegurarte de que la mochila es ergonómica. ¿Ergo- qué? Una mochila ergonómica es aquella que respeta la fisionomía tanto del bebé como del porteador. Y aunque puede parecer algo básico, hay muchísimas mochilas portabebés en el mercado que no cumplen esta condición.
Existen muchos tipos de mochilas y cada una se adaptará mejor a cada tipo de familia. No es lo mismo portear a tu bebé en momentos puntuales que hacerlo a diario. Y tampoco es lo mismo portear al bebé para pasear por el barrio que ir a hacer senderismo con él.
Claves para identificar si una mochila es ergonómica o no
Para saber si la mochila se trata de una mochila ergonómica o no, a continuación te damos algunas claves para saber identificarlas:
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Las piernas del bebé deben ir en forma de M y la espalda en forma de C.
Igual que cuando están en el vientre de mamá, los bebés están completamente encogidos y con las piernas flexionadas. Al nacer tienden a mantener esta posición que les resulta tan natural, con la columna arqueada y las piernas flexionadas.
Podemos observar cómo adquieren esta postura naturalmente si cogemos al bebé recién nacido y lo ponemos boca abajo sobre nuestro pecho. Su espalda tomará una forma de C y elevará sus rodillas por encima del culito. Esta es la posición que debe adquirir en el portabebés para que se pueda considerar ergonómico.
Esta posición, que comúnmente se conoce como “de ranita”, no es posible alcanzarla con una mochila no ergonómica. En las mochilas que no lo son el bebé suele ir colgando sobre sus genitales y con las piernas estiradas. Esta posición perjudica el correcto desarrollo de la espalda y cadera del bebé. Tampoco es posible alcanzar la posición correcta si se coloca al bebé mirando de frente en lugar de mirar hacia la barriga de quien lo portea, pues en esa postura se le obliga a ir con el tronco recto.
Así pues, en resumen, la posición correcta que debe alcanzar el bebé es:
- Con las piernas separadas, abrazando la barriga del porteador o su espalda.
- Con las rodillas flexionadas, a la misma altura del culito o más altas.
- Con la espalda curvada en forma de C, sin que le obligue a permanecer recta.
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No permiten colocar al bebé de frente
Esta es una de las formas de identificar rápidamente una mochila que no es ergonómica, pues una que sí lo es jamás permitirá colocar al bebé de cara al mundo.
Colocando al bebé de frente, mirando hacia afuera, le obligamos a perder la posición natural de su espalda que debería ser curvada. En cambio, lo forzamos a mantener una posición rígida y recta, exagerada para su pequeña columna y cadera.
Es posible que te alguien, desde la ignorancia, te recomiende que coloques al bebé de frente para que vea el mundo y no se aburra. Ten en cuenta que un bebé muy pequeño, si no te ve no sabe que estás. Necesitan contacto visual con sus figuras de apego. Además, con pocas semanas o meses de vida, observar el mundo de frente puede sobreestimularlo, puede sentir miedo o ansiedad y dificultar que duerma.
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La mochila se adapta al bebé
Un bebé recién nacido necesita un soporte distinto que el de un bebé más mayor que es capaz de mantenerse erguido. A medida que el bebé crezca, dejará de necesitar ir con la espalda curvada en forma de C y su pelvis le proporcionará una mayor apertura de piernas.
Por eso, es importante que la mochila que elijas respete la evolución del bebé. Existen mochilas evolutivas, las hay especiales para recién nacido y las hay para bebés o niños un poco más mayores. Elige una mochila que no obligue al bebé a adoptar posiciones para las que aún no esté preparado.
Si te sientes muy perdido en cuanto a qué mochilas ergonómicas elegir para tu hijo, te recomendamos que consultes con una asesora de porteo. Sobretodo porque aunque sean ergonómicas hay mochilas que no son adecuadas para un recién nacido.
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A distancia de un beso
Una de las característica que debe tener toda mochila ergonómica es que permite colocar al bebé a distancia de un beso con el porteador. Si basta inclinar un poco la cabeza para besar a tu hijo, es que está colocado de forma correcta. La mochila debe permitir el contacto entre porteador y bebé, permitiendo que puedas mirarle a los ojos, acariciarle y besarle.
Asegúrate de no colocar al bebé demasiado alto, no debería sobrepasar la altura de tu barbilla. De lo contrario te impediría ver bien y corréis el riesgo de caer ambos. Tampoco debería quedar por debajo del pecho. Recuerda, siempre a distancia de un beso. Si porteas con el bebé en la espalda, cuanto más alto mejor, pues te permitirá un mayor control.
Debes ajustar bien la mochila para llegar a estas posiciones. Si la mochila no te permite colocarlo así por mucho que la ajustes, es que no es ergonómica.
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La mochila se adapta al porteador
Las mochilas ergonómicas no solo respetan la fisionomía del bebé, sino también la del porteador. Ésta no debe llevar correas o soportes que se claven en la espalda, en la zona lumbar o en los hombros del porteador.
Además, el porteador debería poder ponerse y quitarse la mochila de forma sencilla con un gesto simple. También le debe permitir ajustar todas las correas y tiras para adaptarlas a su fisonomía, pues no todos los adultos somos ni igual de altos ni igual de corpulentos.
El peso del bebé debería quedar repartido por igual por los hombros, zona lumbar y espalda del porteador. De forma que se sienta cómodo y sin ningún tipo de dolor ni carga.
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Permiten sujetar la cabeza
Una buena mochila ergonómica debe permitir sujetar la cabecita del bebé cuando así sea necesario. Por ejemplo cuando aún son muy pequeños y no pueden sujetarla por sí solos, o cuando se quedan dormidos para evitar que se le caiga hacia los lados.
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Son de tejidos suaves y flexibles
Un portabebés con contrafuertes, estructuras rígidas, cremalleras, botones o broches que estén en contacto con el cuerpo del bebé son inadecuadas. Una mochila así podría incomodar al niño y dificultar que adquiera su posición natural.
Las mochilas ergonómicas deben contar con tejidos suaves, flexibles y envolventes. Que cubran por completo la espalda del bebé, adaptándose a su figura y sin presionarle por ningún lado.