El hipo en el bebé recién nacido es algo tan frecuente y habitual que muchas familias se preocupan y se hacen todo tipo de preguntas al respecto.
Todos tenemos hipo de vez en cuando y sabemos lo molesto que puede llegar a ser. Es por eso que cuando nuestro bebé recién nacido tiene hipo enseguida nos preocupamos. Quizás queremos ayudarlo a que se le pase rápido o puede llegar a preocuparnos si es normal o no que el bebé tenga hipo tan a menudo.
A continuación te explicamos por qué sucede, cómo quitarlo y todo lo que hay que saber sobre el hipo en bebés.
Por qué tienen hipo los bebés
El hipo es algo de lo más normal en bebés recién nacidos. Suele ser bastante frecuente y no es signo de ningún tipo de enfermedad o patología.
El hipo provoca contracciones repentinas e irregulares en su diafragma, y hace que el pequeño sufra un pequeño espasmo, generando así el típico ¡hip! en cada contracción. De hecho, muchas mujeres embarazadas notan con frecuencia como sus bebés tienen hipo dentro de la barriga al notar los espasmos rítmicos que producen.
Los bebés tienen hipo con frecuencia debido a que su sistema nervioso y digestivo aún está inmaduro. A medida que pasen los meses y el pequeño vaya creciendo, la frecuencia del hipo irá disminuyendo considerablemente a medida que todo su sistema vaya madurando.
Hay muchas situaciones que pueden provocarle el hipo, la mayoría están relacionadas con su sistema digestivo. Estos son algunos de los motivos que pueden provocar el hipo en el bebé recién nacido:
- Ha comido demasiado rápido
- Ha comido mucha cantidad
- Ha tragado aire al comer
- Ha llorado
- Ha regurgitado
- Por un cambio de temperatura.
Cómo evitar el hipo del bebé recién nacido
Si tu bebé recién nacido tiene hipo con mucha frecuencia, puedes tratar de evitar las situaciones mencionadas anteriormente.
Intenta que el pequeño coma tranquilo y sin que llegue a tener tanta hambre que llore. Si esperamos a darle su leche cuando ya está llorando es más probable que trague aire y acabe con hipo.
Para evitar que llore por el hambre, debes prestar atención a las señales que el bebé te manda. Cuando el recién nacido comience a ladear la cabeza (buscando el pecho), a removerse abriendo la boca o bostezando, llevándose las manos o los puños a la boca es señal de que comienza a tener hambre. Ese es el momento ideal para comenzar la toma y así evitar que se eche a llorar.
El comer tranquilo y sin un episodio de lloros es la mejor forma de evitarlo.
Para evitar los cambios de temperatura que también provocan el hipo, trata de cambiar al bebé en lugares sin corrientes de aire y mantenlo bien abrigado mientras lo cambias.
Mi bebé tiene hipo, cómo se lo quito
El hipo en los bebés suele durar muy poco rato. A veces no se necesitan grandes esfuerzos para eliminarlo. Porque tal como vino, muchas veces se va.
Si el bebé está comiendo y le da hipo, una buena forma de que se le pase es cambiar al bebé de posición, hacerle eructar y tranquilizarlo un poco. Si así ya se le pasa entonces puedes seguir dándole su leche. Si aún así el hipo continúa, a veces con unas pequeñas tomas cortas de leche pueden hacer que se les llegue a pasar.
A veces es posible que aún así siga con hipo después de comer o le de una vez ha terminado. En ese caso, puedes probar de colocarlo en posición vertical, apoyando su cabeza en tu hombro y tratar de hacerle hacer un eructo. Muévete haciendo el mejor baile que sepas para que de esta forma se relaje y puede que incluso se duerma.
Por favor, NO utilices métodos que usarías con un adulto para tratar de quitar el hipo de tu bebé, como el típico susto, beber un vaso de agua con la boca tapada o aguantar la respiración unos cuantos segundos.
Cuándo preocuparse por el hipo del bebé
Como ya he mencionado anteriormente, el hipo es totalmente normal y no es señal de ningún problema. Ahora bien, hay algunas excepciones que debes tener en cuenta y que te comento a continuación.
Consulta con su pediatra si ves que tu bebé sufre algunos de estos síntomas debido al hipo:
- El hipo dura más de 3 horas.
- El hipo le provoca vómitos.
- El hipo es muy molesto para el bebé, es decir, le provoca inquietud, lloros e incluso fiebre.
- El bebé rechaza el alimento.