
Seguro que alguna vez te han dicho “ahora que comienza a caminar te vas a dejar la espalda”. Y es que mucha gente piensa que para que un bebé aprenda a andar es necesario cogerlo por las manos y acompañarle en los primeros pasitos.
En realidad los niños no necesitan tanta estimulación ni tanta intervención de los adultos para llegar a desarrollarse de manera correcta. A continuación te explicamos los beneficios del movimiento libre en los bebés y por qué no deberíamos forzarlos a hacer cosas para las que aún no está preparado.
Los bebés se desarrollan de forma natural
Todos los bebés acabarán caminando tarde o temprano. Forma parte del desarrollo psicomotor natural. No es algo que se adquiera por aprendizaje, a pesar de lo que muchos pueden llegar a pensar, sino más bien se trata de un proceso totalmente ligado al nivel madurativo del bebé.
Es decir, que no es indispensable que un adulto intervenga para que el bebé llegue a darse la vuelta, reptar, gatear, ponerse en pie o caminar. Si el entorno del bebé es favorable, logrará hacerlo por sí mismo como parte de su desarrollo motor normal. En esto se basa el movimiento libre, en dejar que sea el bebé quien tome las riendas.
El problema está en que nuestra sociedad es muy competitiva. Tanto que incluso muchos padres utilizan a sus hijos en esas competiciones: sus hijos tienen que lograr todos los hitos psicomotores antes que el resto. Y es que muchas veces inconscientemente sentimos sus éxitos y sus fracasos como nuestros.
Por ese motivo, muchas familias no quieren que sus hijos sean los últimos en gatear o caminar, y deciden “entrenar” a sus hijos para lograr todos estos hitos. Pero sin darse cuenta que muchas veces forzar a los bebés a ese desarrollo por el que aún no está preparado puede ser más perjudicial que beneficioso.
Ya os hablamos de los inconvenientes de la estimulación temprana en bebés anteriormente. Y es que si interferimos constantemente en su desarrollo lo que conseguimos es que nuestro bebé sea más dependiente de nosotros. Por ejemplo, que no se atreva a dar pasos por si mismo si no le damos las manos. E incluso sentirá que todos sus logros los consigue gracias a nosotros ya que siempre habrá necesitado de nuestra presencia e intervención.
Cómo favorecer el movimiento libre para un desarrollo natural
- Darle libertad de movimientos al bebé para que pueda ejercitarse de manera autónoma y espontánea. Esto ayudará a fomentar la autonomía e independencia del niño.
- No obstaculizar ni forzar movimientos y posturas por las que el bebé no ha llegado por sí solo, como el sentarse o ponerse de pie.
- Vestir a nuestros hijos de forma cómoda para que puedan mover cómodamente brazos y piernas sin que la propia ropa sea un obstáculo más. Minimizar también el uso de calzado, y evitar los zapatos de suela rígida. Cuanta menos ropa más cómodo estará.
- Proporcionarle un espacio suficiente y un entorno adecuado. Juguetes adecuados para su edad, que puedan coger por sí mismos y jugar solos.
- Mientras trate de hacer un movimiento nuevo, no intervenir para ayudarle a acabarlo.